Nacho París


Nacho París.
"Protege tu confort"*

Es la increíble capacidad metamórfica que el arte siempre ha atesorado lo que le permite, con soltura, adoptar las más variadas formas para expresar ideas, estéticas o diferentes combinaciones de ambas. Desde las obras que se convierten en singulares juegos formales, hasta las piezas de exclusivo contenido conceptual, el radio de acción que abarca la creación artística es prácticamente ilimitado. Dentro de este amplio espectro, las obras que Nacho París (Valencia, 1963) expone bajo el desasosegante título de "Protege tu confort", se constituyen en una sabia mezcla de ideas, de punzante y perturbador contenido, junto con una potente estética que se nutre de ese insondable "banco de imágenes universal" que se está constituyendo en nuestro cibernético mundo, un catálogo infinito que los avances técnicos en forma de captación, reproducción y transmisión de imágenes está generando, todo un muestrario visual de lo que existe e, incluso, de lo que no existe.
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Efectivamente, Nacho París abastece sus obras de imágenes preexistentes: desde interiores domésticos con ese toque retro “sesentero” que los configura como diseños plenamente actuales, cosas de la moda, hasta escenas robadas de películas, pasando por modernas arquitecturas y otros paisajes mentales. El creador se encarga de confrontar todas estas visiones, en un juego de diferentes, para que la imagen, sometida por el artista al contacto con otras imágenes, exprese el contenido pretendido. París establece las bases del concepto a través de esta contradicción y con ella estructura el debate: ¿el estado del bienestar produce realmente bienestar?
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Amparado en esta miscelánea de imágenes y en una vídeo proyección, que recoge escenas sociales y políticas aparecidas en los medios de masas a las que acompaña la única presencia de una música de fondo, el artista presenta los símbolos de la comodidad burguesa insertados dentro del ámbito privado de lo doméstico, de la seguridad del hogar, para enfrentarlas con otros iconos más inquietantes, producidos en el exterior de estas casas, en lugares públicos, estableciendo una interesante y aterradora metáfora: en este mundo cada vez más global y poliédrico, el individuo, átomo mínimo que lo conforma, busca en sí mismo, en el confort claustrofóbico de su hogar, la seguridad.
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*Publicado por Gómezdelacuesta en la revista Época (28-01-2005).
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