Miguel Gómez Losada - Geografía reservada


“El artista que vino del frío”*
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El extraño título de esta reseña sobre la primera exposición individual en nuestras islas de Miguel Gómez Losada, creador nacido y vivido en Córdoba, debe resultar paradójico para cualquiera que haya sufrido los rigores estivales que suele padecer la ciudad de la Mezquita. Pero todo en esta vida -o casi todo- tiene una explicación, y la canícula veraniega que sufre esta ciudad andaluza puede que sea, por simple reacción, uno de los muchos resortes que activan la exquisita creatividad de este artista. El frío, no sólo como estética, sino también como concepto, se constituye en objeto y sujeto de la sutil reflexión que emprende Gómez Losada en gran parte de su obra y, posiblemente, este mismo frío se configure -entre tantos calores- como un anhelo no cumplido, como uno de esos trascendentales deseos que, mientras no son satisfechos, incitan, excitan y justifican cualquiera de nuestros múltiples y humanos comportamientos.

El deseo, efectivamente, es el motor que mueve el mundo -el de la plástica incluido- y un artista auténtico como Gómez Losada, con una extraordinaria capacidad para apreciar lo etéreo y con una singular forma de contarlo, ha detectado, con su fino sensor, toda la sugerencia y potencia estética del frío para que, tamizada por su peculiar prisma, comparezca de manera evidente en sus obras. Unas piezas -fotografía, videocreación e instalación- en las que el creador trata, y consigue, descontextualizar los sutiles paisajes de lo bello, que sólo él percibe, para volverlos a contextualizar de una forma reinterpretada e ilusoria en el marco de sus exposiciones y, siempre, con la decidida voluntad de hacernos patente esa belleza que, a los no tan dotados como él, nos había pasado completamente inadvertida.

Así, este creador, más pintor que otra cosa, acomodándose a la exigente apuesta por las nuevas artes visuales de La Fàbrica de Licors, nos presenta tres series fotográficas autónomas y coherentes entre sí -Bering, Toro cansado y Geografía reservada- que, a la manera de poemas visuales cuya metáfora es el frío, configuran unos lugares poco comunes donde la estética y el concepto, más que fundirse, se unen por estricta congelación. A ellas hay que añadir la videocreación Una historia rusa, unas envolventes imágenes que, apoyadas por el audio de antiguos discursos socialistas y algunos cuentos infantiles -singular ironía- consiguen atraparnos en su narración; y, por supuesto, la intima instalación que da nombre a toda la individual y que, concebida expresamente para este espacio, termina de trasladarnos a esta reservada y sugerente geografía que aquí nos transfiere Gómez Losada.
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*Publicado por Gómezdelacuesta en la revista Época en abril de 2006.
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